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A mí me cuesta ser cariñosa, inclusive en la vida amorosa. A veces, siempre doy menos de lo que tengo. Mi estilo de querer es ése, un poco reticente, reservando el máximo sólo para las grandes ocasiones. Quizá haya una razón y es que tengo la manía de los matices, de las gradaciones. De modo que si siempre estuviera expresando el máximo, ¿ qué dejaría para esos momentos en que uno debe apelar al corazón en pleno ?